El mercado de casas en España registra descensos en las ventas y en los precios, sobre todo en segunda mano y alquiler, que se prolongarán al año que viene
La vivienda vuelve a quitar el sueño a los españoles. Preocupa al que quiere comprar, vender, invertir o alquilar. No es de extrañar que el debate sobre si los precios de las casas van a bajar o no haya regresado con brío a la calle. Una primera instantánea deja claro que la pandemia del coronavirus no ha pasado de puntillas por este sector, que se enfrenta a una bajada de las ventas, de los precios —también en alquiler, donde pincha la burbuja— y de la actividad constructora.
La sacudida continuará en 2021, aunque esta vez no será ni mucho menos la industria peor parada. Los efectos de esta crisis no están siendo tan explosivos como los de la Gran Recesión. “El ajuste será menos intenso y duradero”, dice Félix Lores, economista de BBVA Research, que recuerda que el precio está todavía lejos de los niveles máximos de 2008 y que el esfuerzo para acceder a una vivienda también es muy inferior (a finales de 2019 se requería en torno al 30% de la renta del hogar). “Tampoco los bancos tienden a dar créditos e hipotecas en la misma medida, que fue el origen de la burbuja”, aporta Juan Carlos Amaro, profesor del departamento de Economía, Contabilidad y Finanzas de Esade. Y antes del inicio de la pandemia no se observaban indicios claros de sobredimensionamiento en el mercado inmobiliario, reconoce el Banco de España en el Informe de Estabilidad Financiera de otoño.
Además, la asistencia del Gobierno a los hogares para combatir el impacto de la covid-19 “ha evitado un deterioro mayor”, afirma Lores. Se refiere a medidas como los ERTE, las moratorias hipotecarias, las ayudas al alquiler o la suspensión de desahucios a familias vulnerables. El problema es qué pasará cuando acaben esas ayudas.